¿POR QUÉ ESTAS CARACTERÍSTICAS?

 

Los muchachos que son acogidos por Ciudad Don Bosco presentan una realidad muy lamentable (consumidores de sustancias psicoactivas, trabajadores sexuales, miembros de bandas criminales, paramilitares, entre otros).

Hay 484 muchachos de toda clase, de toda índole social, esto se debe porque ciudad Don Bosco tiene convenio con el ICBF, el cual es la entidad que tiene el Estado Colombiano para los niños y jóvenes que por diversas circunstancias sociales, familiares, políticas y económicas están solos, desprotegidos y en riesgo, nadie se ocupa de ellos y por eso el Estado los asume bajo su responsabilidad, responde por ellos, les brinda educación y protección, en esta parte se tienen dos tipos, por un lado, los muchachos que se admiten por vulneración de toda clase, y es donde están la mayoría de los muchachos, y por otro, los muchachos que según determinación del ICBF, se escriben el programa de adopción.

La vulneración en los muchachos de Ciudad está muy marcada, y aquí se encuentran 460 de 484 jóvenes, y podemos determinar cuáles son las grandes consecuencias de esto:

·         Maltrato familiar por parte del padre, y en pocos casos, de la madre.

·         Pertenencia a bandas criminales (las Bacrim).

·         Amenazas de todo tipo.

·         Violación sexual de parte de sus familiares.

·         Desplazamientos forzosos de las tierras rurales.

·         Abandono

·         Prostitución

·         Drogadicción

Por estos muchachos tienen una historia de vida muy crítica, compleja y dura, pues estos hechos hacen despertar en los jóvenes antivalores como la agresividad, el miedo, el temor, el desorden, el desaseo, la pobreza en el léxico, la falta de respeto y evidentemente el sin-sentido por la vida y por el futuro.

Entonces vemos como una realidad tan dura es muy determinante y repercute mucho en la vida del joven, produce unos efectos muy negativos en él, y más aún que en ocasiones el abandono y la soledad es el factor común en muchas de las experiencias que nos cuentan los muchachos.

Por eso no es tan fácil generar conciencia de sí mismo en estos muchachos, porque tienen las secuelas de una realidad que culturalmente presente una inversión de los valores por un lado y por el otro propone otros como la famosa ‘cultura de la muerte’, ‘cultura del in’, ‘cultura del out”, la cultura del consumismo y del aceleramiento de la técnica y la tecnología, las crisis políticas y sociales, la desintegración de la familia se ha vuelto una tendencia, una moda, la misma música presente una realidad muy pobre, solo muestra el erotismo, el alcoholismo, la drogadicción y la gran consigna, ‘soy libre y hago con mi vida lo que yo quiera’.

Estos muchachos se enfrentan ante una encrucijada cultural[1] en donde predominan grandes postulados tales como: el consumo y la técnica acelerada, la cibernética, la competitividad, la inversión de valores, relativismos de toda índole, “dioses” como la ciencia, la tecnología y el tener-poseer, y un sin número de situaciones en las cuales se encuentra rodeado el hombre.

Pero hay un factor muy determinante, el cual nos servirá como una luz para entender la realidad social y cultural la cual afrontan estos muchachos. Este factor es la gran consigna, y el mundo gira entorno esto, es lo que llamamos ‘el hombre como instrumento’

El hombre como instrumento.

El hombre desde siempre es un ser filogenéticamente abierto, su estructura es inacabada, por lo tanto es el único animal no especializado, y esto lo podemos ver en la forma de desarrollo que tiene una cría de cualquier animal, vaca, cerdo, caballo, etc. Frente a un recién nacido, que necesita o el totalmente dependiente de los cuidados de una familia o de una persona, llámese mamá, papá, abuela, tío o tía.

Es por eso, que el hombre busca cada día llenarse de cosas, porque siente una necesidad muy grande de tener mucho más, de superarse en sus capacidades y habilidades, de ser capaz de transformar realidades y situaciones críticas, la necesidad grande del consumo, del dinero, de lujos, de inteligencia, y todo esto lo ha logrado el hombre porque se ha tratado de encerrar en algo muy sencillo a simple vista pero muy peligroso cuando se mal interpreta totalmente, “la utilidad de la vida”, y frente a este problema se nos presenta “La sociedad de la vivencia” (Küng 15), la cual según Küng se presenta en tres fases muy determinantes en la historia: “la primera fase, de una sociedad industrial restaurada, de 1945 a 1968, estaba bajo el signo de la supervivencia y del trabajo”,(Ibíd) este fue uno de los grandes dilemas de la sociedad, el trabajo, como única herramienta de supervivencia dentro de un determinado sector social, económico y político, “lo deseado era ocuparse de la vida y en adelante vivir mejor que los camaradas, parientes”(Ibíd), esta nueva visión de una realidad empezó a transformar totalmente la vida del hombre, ya no se preguntaba por ni por el origen del hombre, del mundo y de las cosas, tampoco de Dios, sino que se interesaba más por razonar las cosas, y dentro de esta razonabilidad que se desplegó después de pasar por una edad media, entro a valorarse la vida del hombre como una utilidad, como un instrumento.

La segunda fase se nos presenta en los años sesenta, “una fase de transición del conflicto cultural, en el cual la edad juega un no pequeño papel: al primado de la juventud, proclamado en la revuelta estudiantil y recogido en la propaganda de la eterna juventud” (Küng 16), se aspiraba a una vida plenamente bella, agradable, interesante y fascinante, es decir, una vida totalmente aferrada a la existencia, a la apariencia, al que dirán, y por lo tanto se constituye en un factor muy determinante para la concepción no tanto del mundo y de las cosas sino de la misma persona, porque se empieza a pensar no solo como un instrumento (por así decirlo) sino también como un ser eterno en donde la muerte se convierte en un rival principal y junto a esta, está la vejez, la enfermedad y muchos otros factores que hacen de la vida única e irrepetible.

Este segundo factor dio paso al tercer factor, “dio lugar, en una tercera fase del desarrollo de posguerra en los años ochenta y noventa, a lo que hoy se llama “sociedad de la vivencia”… es una sociedad en que la vivencia se ha convertido en muchos aspectos en fin en sí misma, y el valor de vivencia... es más importante que su valor de uso”(Ibíd), y esta se da bajo el lema de “está permitido todo”, al extremo, hay que vivir la vida, hay que sacarle el mayor provecho, hay que utilizar la vida para pasarla bueno, “lo que aleja el aburrimiento o ayuda al éxito”(Ibíd).

Y ahora seguimos con esta concepción de vida, la sociedad de la vivencia, pero más que vivencia es abundante, porque se tiene todo en abundancia, por ejemplo: la moda, los medios de comunicación, la música, las tendencias, como nos estamos volviendo en ser totalmente dependientes de lo material, de lo efímero y estamos hasta colocando limites a nuestra propia existencia, le damos más que un valor constituyente, un valor utilitario e instrumental a nuestra propia vida, y es por eso y me atrevo a decir que la eutanasia, el suicidio, el homicidio son salidas oportunas y equivocadas, pues resulta más fácil terminar con una vida que no es útil, vivencial y abundante a los ojos de la sociedad, de los demás que afrontar con valentía, firmeza y tenacidad las pruebas constantes de la vida.

Entonces podemos ver como los muchachos están sufriendo esta dura situación que ataca toda clase de valores humanos, la personalidad y hasta la misma persona en gran medida.



[1] Esta expresión es tomada de la revista Experiencia, filosofía y testimonio, en el capítulo cuatro “Análisis de la cultura actual y su impacto en la vida” del autor Carlos Arboleda Mora